El Milagro Eucarístico de Eten
Por: P. José Antonio Jacinto Fiestas
Los hechos sucedieron el 2 de junio y el 22 de julio de 1649. Fueron recogidos inmediatamente (el 23 de junio y el 22 de setiembre de ese mismo año) por el juez eclesiástico Fernando de la Carrera (clérigo secular) y autenticados por el notario Juan Carrillo. En enero de 2004 tuve acceso al manuscrito de 82 folios, guardados en el archivo de los franciscanos de Lima, y a otra fuente más menor: el lienzo pintado en la segunda mitad del siglo XVII, perteneciente a la escuela cuzqueña, y que se encuentra en el convento de los franciscanos descalzos del Rímac.
Primera aparición
Transcurría el miércoles 2 de junio de 1649. Cuando estaba cerca de ponerse el sol, en la víspera del Corpus Christi, el vicario encargado de la doctrina, Fray Jerónimo de Silva Manrique expuso el Santísimo en el templo. De pronto “vio un Niño como cosa distinta de la Hostia a manera de lámina pintada”.
Los demás declarantes (un ciudadano español residente en Zaña llamado Domingo Martínez de 27 años, el alcalde ordinario Pablo Quinoclal de 68 años, el sacristán mayor Andrés Neciosup de 56 años y el responsable del nombre de Fabián Chancafe de 56 años) coincidieron en haber visto al Niño de medio cuerpo para arriba, con su vestimenta de color “como morada”, con “cabellos partidos por la frente la mitad a un lado y la mitad al otro, rubios”; además, “su cara y carnes de su cuerpo era como el de un hijo de españoles” y estaba “como afectado a modo de las coletas o cabelleras de los indios” que “la punta de los cabellos estaban como retorcidos” y que “llegaban cerca de los hombros”.
Varios de los presentes vieron al niño en la hostia santa, tanto hombres, mujeres y niños reaccionaron postrándose en tierra para adorarle, así mismo uno de ellos exclamaron un gran gozo y contemplación espiritual llenando de lágrimas, fervor y alegría, el Sacristán en aquel momento comenzó a gritar “¡milagro, milagro!, todos se unieron tocando las campanas, y los músicos tocaron sus chirimillas, clarines y trompetas.
Segunda aparición
El 22 de julio de 1649 es la fiesta de Santa María Magdalena, patrona de la parroquia. El superior del convento franciscano de Chiclayo, Fray Marcos López, había previsto participar con dos frailes más (Tomás de Relux y Antonio Crespo).
En señal de agradecimiento por lo sucedido el 2 de junio, hicieron una procesión con el Corpus Christi. Durante la procesión, Fray Jerónimo y Fray Marcos vieron una sombra en la Sagrada Hostia. Por la tarde, Fray Marcos, pensando en posibles causas naturales de la presencia de la “sombra”, decidió analizar las formas sin consagrar que se encontraban en la sacristía, las sacó y las llevó a su celda. Al enterarse Fray Jerónimo de esto le animó a su superior a ir a analizar la misma Hostia consagrada que habían guardado en el sagrario. Los otros dos frailes acompañaron también.
Era cerca de las 5 de la tarde. Habiendo expuesto con mucha reverencia al Santísimo Sacramento, Fray Marcos ve de medio lado, medio cuerpo de Niño de la cintura para arriba, formado en la misma Hostia consagrada, como cosa que salía fuera de ella, dando vuelta sobre el lado izquierdo y se puso derecho. Fray Jerónimo lo visualiza formado con rostro, pecho y hombros. Fray Antonio sostiene que vio el rostro, cuello y pecho. Finalmente, Fray Tomás dice que vio el rostro del Niño claro y distintamente con cuello y facciones del cuerpo humano.
Habiendo transcurrido unos 15 minutos, decidieron guardarlo, y es entonces cuando desapareció el Niño.
Aparición de los 3 corazones
Al depositar la Sagrada Hostia sobre el ara del altar, distinguieron claramente la presencia de tres corazones blancos. Fray Tomás detalla que la blancura de ellos excedía a la blancura de lo restante de la Hostia, interpretando que fue una representación del misterio de la Santísima Trinidad.
Finalmente, Fray Marcos declaró que al guardar el Santísimo ya no se veía ni al Niño ni los tres corazones.
La visita extraordinaria del Niño Jesús en la Hostia consagrada es una oportunidad – nos dice Mons. Robert Prevost – para procurar que la Eucaristía sea fuente y cumbre de nuestra vida cristiana, acrecentar nuestra unión con Cristo que sane nuestras malas inclinaciones y así crecer en santidad, y mantenernos unidos en comunión con el papa Francisco.
375 Años del Milagro Eucarístico
1649 – 2024
Secretaría parroquial
Parroquia Santa Maria Magadalena – ciudad Eten Perú.
Fuente: la transcripción fue sacada del folleto entregado por la misma parroquia Santa Maria Magdalena, ver foto abajo. la publicación se hace con fines educativos e informativos.